Un sentimiento de cobardía me deforma los huesoS. / Es el. Me destruye, me secuestra.
Quería quererte, quería abandonarte. /Subirte al cielo y nunca bajarte al infierno.
Llenarte de mis besos-versos todo el cuerpo/ Ilusionarte hasta la ultima ilusión del universo...
Intentarte. En verdad intentarte. Confesarte que mis muslos se encienden con un calor inexplorado, explosivo a tu tacto, a la línea que te gusta trazar sobre mi espalda hasta llegar a mis caderas me destruye. Es aquella forma verisímil de enroscarme la piel y hacer saltar el tenue césped mal plantado que tengo en mi cuerpo.
Mis papilas gustativas se encienden y mandan señales a cada milímetro de mi piel donde no deberían estar, entonces aprendo a saborearte, a saborear cada aspecto tuyo que me haga pensar en ti, y entonces muero de rabia, de una rabia absoluta que me enloquece por saber que has llegado de nuevo a penetrar y destruir las columnas que sostienen mi estabilidad, llegas de la nada y me destruyes mi patrimonio. ¡Demonios!
Pero…a ti, he aprendido a guardar mis celos, mis malos pensamientos y mis estupidas suposiciones. Por la razón que sea, se que no entenderás jamás como funciono, ni como me descompongo, por que nunca leerás mi manual, ni vas a encontrar refacciones de mi, y mucho menos, podrás arreglar lo que con tu inocencia podrías descomponer sin que te des cuenta. Sin embargo, te voy a dejar una serie de explicaciones innecesarias para deshacerte de mi, o para que me guardes en el rincón menos visitado de tu alma. ¿Por qué? Por que no hay cosa mejor que encontrarlo de nuevo y callar, callar en el silencio de las palabras que nunca te dije. Callar para que me pienses mejor.